Perfil Humano
Germán Bernácer Economista Humanista.
Desde niño mostró un incansable espíritu de observación, tanto hacia los fenómenos naturales como a las actividades humanas, su hermano Julio Bernácer, en la obra "Infantilia" narra lo que parecía que iba a ser desde niño una constante en Germán: el sentido del estudio y de la observación y su vocación por la docencia manifestadas de forma precoz: "Siendo todavía muy niño, mi hermano, desde la azotea, iba nombrando las diversas constelaciones aprendidas en un planisferio celeste".
Desde muy joven alterna el trabajo en el negocio familiar con una de sus grandes vocaciones, los estudios a los que se entregó dando muestras de una madurez y vocación excepcionales.
Con la crisis de principios del S.XX, para ayudar a su familia, impartía clases particulares durante el día y estudiaba durante la noche. El esfuerzo y la inteligencia demostrarían, con Bernácer, el valor que poseen unidas ambas cualidades.
Bernácer fue el catedrático más joven en el escalafón con 22 años. A la sazón ya había aprendido francés, alemán, italiano e inglés, lo que le permitiría leer en su idioma original los libros y revistas que con gran esfuerzo se hacía enviar del extranjero y, más tarde, escribir artículos con destino a revistas de diversos países.
Cuando en 1911, solicitó a la Junta de Ampliación de Estudios de la Institución Libre de Enseñanza, una beca para Ampliación de Estudios en el extranjero, razonó su petición argumentando las carencias en las cátedras de nueva creación de Tecnología Industrial de las Escuelas de Comercio y la necesidad de estudiar los Laboratorios y Gabinetes de Física de las más renombradas Escuelas del extranjero, observando los sistemas de enseñanzas y los contenidos de sus programas. Simultáneamente se proponía visitar los grandes establecimientos fabriles y comerciales que se distinguían por su perfecta organización económica y administrativa y que convertían a la industria en un negocio productivo para el capital, permitiendo, a la vez, abaratar los productos.
Esta experiencia fue determinante para su dedicación a la ciencia económica. Eran tiempos difíciles, de profundos cambios y significativas aportaciones teóricas y tecnológicas, en los que hubo una crisis económica internacional duradera, grandes huelgas ferroviarias, nuevas leyes de protección a los obreros, anexiones y guerras que preludiaban la de 1914. Es muy probable que aquella intensa y rica experiencia por Europa estimulara al joven profesor Bernácer a publicar en 1916 su obra "Sociedad y Felicidad, Ensayo de Mecánica Social".
Pertenecía Germán a un grupo de jóvenes e inquietos alicantinos que llegaron a ser relevantes personalidades y que se llamaron entre sí 'amigos-hermanos'. Además de Germán Bernácer (1883) y el escritor Gabriel Miró (1879), figuraban, entre otros, el compositor Oscar Esplá (1886), el arquitecto Juan Vidal (1888), el escritor Eduardo Irles (1883) y el periodista Emilio Costa (1882) que era Director del Diario de Alicante, órgano de acogida y expresión de este grupo de amigos, siempre profundos amantes de su tierra alicantina, entre los que siempre existió el apoyo y aliento de quienes se sabían llamados a abrir nuevos horizontes culturales.
Contaba Oscar Esplá en un artículo que en la rememorada tertulia de Ortega y Gasset y sus amigos en la Granja del Henar, éste había citado las teorías de su amigo, el economista Germán Bernácer, prácticamente desconocido en España. Bernácer era un sorprendente autodidacta, un investigador solitario, en el cultivo de la Ciencia Económica, como lo fue su amigo Oscar Esplá en los primeros años en que estudió música. La reacción de Ortega y Gasset ante la referencia a Bernácer fue tajante manifestando que no creía en los genios agazapados en provincias esperando a que los descubrieran. Esplá le prestó la obra de Bernácer "Interés del Capital, el problema de sus orígenes" y al poco Ortega le dijo "Bernácer es una formidable cabeza pensante". Con ese motivo fue Bernácer a Madrid y tomó contacto con Ortega, dio una memorable conferencia sobre 'La peseta enferma' y esto influyó sin duda en la nueva trayectoria de su vida pues al poco tiempo le llamó el Banco de España para crear y dirigir su Servicio de Estudios.
Ya en Madrid encontró un ambiente propicio para sus estudios predilectos y también para satisfacer mejor sus aficiones e inquietudes culturales. Como anécdota que refleja su carácter tímido y las inquietudes intelectuales del grupo de amigos alicantinos, cuentan que el día de su boda, la novia hubo de esperar en San Nicolás de Alicante, pues Germán que se encontraba en casa de Oscar Esplá, no se atrevía a interrumpir a Ernesto Halfter que interpretaba al piano un concierto para varios amigos que habían de asistir a su enlace matrimonial con María Guardiola Costa, hija del político José Guardiola Ortiz.
Además de especialista en Ciencias de la Naturaleza fue un gran amante de ésta. Las excursiones por la Sierra Aitana de Alicante y sus estancias en la 'Masía del Molí' de Benimantell, en el 'Clot del Pí', frente a Guadalest y en su casita en la Playa de San Juan, eran refugios de enriquecimiento espiritual y de emocionados encuentros con su tierra, amigos y familia.
En los escritos de Bernácer se advierte que no escapa a su sagaz sentido del análisis la vinculación de los fenómenos de la naturaleza vinculados a las paradojas de la desocupación, la superproducción y la crisis.
Su interés por los problemas sociales hizo que dedicase sus mejores esfuerzos en busca de una mejor suerte para sus semejantes, sobre todo para las clases desamparadas en lo cultural y en lo económico. Consideró necesario, según sus propias palabras, "la consecución del bienestar material, pero no como un fin en sí mismo, sino como un peldaño hacia la felicidad, que es un fin moral..."
Hay que aludir también a lo persuasivo de sus convicciones y sugestiones. Tenía una amplia visión de los problemas con soluciones supradisciplinares. La economía fue para él el mejor ejercicio intelectual. Siempre se apoyó en el análisis. Y además en todo momento se sirvió de juicios morales que dieron firmeza a sus proposiciones, incluso con sacrificio de sus metas vitales. Estas cualidades reforzaban su amistad con el escritor Gabriel Miró, quien también mantuvo una gran exigencia de la ética.
En Bernácer es asimismo destacable la importancia que concedía a la felicidad sobre el bienestar material como reflejo y producto de su bondad y de los sentimientos que siempre presidieron su comportamiento. Nunca concluía sus análisis sin una aportación práctica y una meta posible. Historia y porvenir guiaban siempre su mente al servicio de la Humanidad.
Germán Bernácer murió en su casa de la Playa de San Juan en 1965. En el 'Despacho-archivo Germán Bernácer' donado por los hijos del ilustre alicantino a la Universidad de Alicante y que se encuentra en el edificio central de la antigua Universidad, hay abundante documentación científica sobre el desarrollo de sus obras y testimonios de su hondo enraizamiento alicantino. En sus cartas a los amigos hay una constante referencia a su ciudad natal; Alicante era su lugar predilecto, su refugio espiritual. Fue generoso el apoyo que el economista-humanista dispensaba a sus paisanos promocionándoles o ayudándoles. Bernácer llevó siempre a Alicante en el corazón.
Cita
“ La libertad, la eficacia, la justicia y la paz son los cuatros pilares sociales sobre los cuales debe asentarse la dicha de los hombres. Hay otras cosas que les son también necesarias, pero esas pertenecen a la intimidad de sus almas.”