Su vision de la CEE.

Bernácer y la gran crisis del s.XXI   

A medidos del siglo XX, Germán Bernácer, realizó un arduo análisis de las posibilidades de éxito y de fracaso de un Mercado Común Europeo, reflejando sus conclusiones en varios artículos de divulgación para el gran público, como su artículo "Riesgo y Ventura del Mercado Común" de la revista 'Información' de Bilbao (1958). En el que concluye que esta nueva modalidad de comercio internacional ya se había ensayado con anterioridad en la forma de las uniones aduaneras del librecambismo, suprimiendo las aduanas interiores y manteniendo los aranceles de importación, y comparándolo con la idea naciente del Mercado Común Europeo, la única diferencia entre aquéllas y ésta estaba en aquellas solía preceder la unidad política a la económica, pero el éxito del Benelux, afianzó la nueva idea.
Bernácer apunta que el modelo puede desvirtuarse inicialmente si los países miembros aspiran a conseguir condiciones de anexión 'a medida', frenando la mejora general y recíproca que inicialmente se pretende. El punto sobre el que más incide Bernácer es sobre la posibilidad de desarrollo de una gran crisis, ya que aunque estas son ajenas al sistema de ordenación comercial con el nuevo modelo de mercado, éstas sí serán más intensas, poniendo como ejemplo la Unión Norteamericana y su gran crisis de inicios del siglo. Consideró que antes del desarrollo de los medios financieros en el siglo XVIII, las crisis tal como las conocemos hoy en día, eran un fenómeno desconocido, existían crisis agrarias, pero de una naturaleza y efectos muy diferentes a las actuales. Este hecho consideraba fue el origen del proteccionismo, donde una economía simplemente se protege de sus competidores, originando la creencia de que el desarrollo de una nación pasa por el infradesarrollo de las demás naciones. Por lo que concluye que el desarrollo de un mercado común sólo puede tener éxito si los participantes asumen la idea de que el comercio es benéfico para ambas partes que lo realizan, y en consecuencia hay que abrirle las puertas y quitarle las trabas. Nunca hizo referencia alguna a la conveniencia de una moneda única, que todavía no había sido establecida.
Sus reflexiones sobre las políticas económicas keynesianas muy en boga en aquellos momentos, le indujeron a vaticinar a mediados del siglo XX que una gran crisis económica mundial se produciría a principios del siglo XXI.
“ Buscan las naciones la manera de eludir el mal que las aqueja y creen hallarlo momentáneamente en tarifas aduaneras, en cambios políticos, en expansiones mercantiles, en conquistas coloniales, que no hacen sino encender el odio y la rivalidad entre los pueblos y los hombres, promover guerras, huelgas, disturbios sociales, revoluciones políticas y otros cruentos males, que son manantiales de nuevos dolores y obstáculos al progreso moral de la Humanidad.”